miércoles, 25 de marzo de 2015

La Biblia tu Historia: La limpieza exterior no purifica

La Biblia tu Historia: La limpieza exterior no purifica:  Mateo 15 En estos capítulos de Mateo nos encontramos al Señor Jesús haciendo frente a  la oposición por parte de los Fariseos y escr...

La limpieza exterior no purifica


 Mateo 15

En estos capítulos de Mateo nos encontramos al Señor Jesús haciendo frente a  la oposición por parte de los Fariseos y escribas de la época quienes  le buscan para hacerle caer en todo lo que dice o hace, con preguntas que solo están motivadas a ser de tropiezo para aquel que esta anunciando el Reino de los cielos.  Jesús una y otra vez les contesta con la sabiduría de la palabra, la misma que ellos han utilizado por tanto tiempo para implementar como  doctrinas “mandamientos de hombres”.  Y aquí una de las partes más importantes de lo que Jesús nos enseña en Mateo: las cosas exteriores no importan tanto como las que sale del corazón.  Allí esta la verdadera contaminación del hombre no en faltar a ritos y normas externos.  De acuerdo a la ley, ellos debían purificarse y lavar sus manos antes de recibir el pan y como algunos de sus discípulos no lo habían hecho, pues aquí están estos acusadores y preservadores de la ley para señalar a los otros por un acto exterior, lo que ellos simplemente veían y en lo que había falta.. 
Es una cuestión de higiene el saber que se debe lavar las manos antes de comer y eso desde muy pequeños nos ha sido inculcado.  Lo que el Señor quiere decir es que no hace tanto daño eso como cuando al exterior sale lo que de verdad hay nuestro corazón,  porque es allí donde se plantan los malos deseos, las fornicaciones, los adulterios, todo lo malo proviene del corazón del hombre, no lo que haga o deje de hacer exteriormente.

Dios es el único que conoce las motivaciones de nuestro corazón, y el es el Único que puede ser juez en este aspecto, no nosotros los seres humanos, esa no es una función que se nos ha asignado.  Por eso, y pese a las ofensas que causo en la clase dirigente de la época, Jesús les dice: esas cosas que ustedes han hecho por tanto tiempo, esas expresiones externas de amor a Dios no sirven si no van acompañadas de las motivaciones correctas.  Si el corazón esta mal, el rito, acto, servicio, tradición, también lo va a estar. 
Aquí el llamado a todos los que conformamos la iglesia del Señor (todos)  no basta con decir que amamos a Dios si no hay una comunión genuina con El, si estamos lejos; por eso Jesús menciona las palabras dadas por el profeta Isaías en el   cap “29:13 Dice, pues, el Señor: Porque este pueblo se acerca a mí con su boca, y con sus labios me honra, pero su corazón está lejos de mí, y su temor de mí no es más que un mandamiento de hombres que les ha sido enseñado;”   Desde esta época, mas de un siglo  después que Moisés recibió la Ley, el hombre ya había empezado a trasformar el sentido para lo que fue instituida; ahora, en la época de Jesús, un grupo de fieles protectores de la Ley le decían al mismo Creador de la Ley como debía cumplirse.
Jesús vino a sanarnos y a salvarnos.  Este capitulo 15 enseña que  El sano a todos los que iban a escucharle; y ese mismo Jesús esta diciéndonos que El puede sanarnos también, interior y exteriormente para que dejemos de estar preocupándonos por las cosas de afuera, de conservar lo que vemos, tradiciones y mandatos para dedicarnos a limpiar nuestro corazón que es desde donde viene el pecado.  El es el Único que puede; ahora no se sufre solo de dolencias físicas, sino de estrés, amargura, soledad, frustración, decepción…eso causa grandes males en nuestro cuerpo y nos enferma físicamente; y aquel  que vino para sanar a los enfermos tiene esa misma propuesta de amor para nuestra vida interior si se lo permitimos… 

Que el Señor sane nuestro corazón,  lo cuide y proteja para que cada cosa que hagamos por su nombre sea con las motivaciones sinceras y no como respuesta a tradiciones y actos que en nada le glorifican.