El nuevo
pacto en pocas palabras.
Jesús murió por nosotros y El fue garantía del
pacto entre Dios y el hombre, fue un
pacto unilateral por decirlo así, porque ninguno de los anteriores pactos se habría
realizado con derramamiento de sangre y con una sola parte cumpliendo el
acuerdo.
Esto se vislumbra cuando Dios
hace pacto con Abraham y le dice le ofrezca sacrificio en Génesis 15.
En la antigüedad, los pactos se hacían con una
ceremonia. Se mataban animales, partiéndolos a la mitad, desde la cabeza
hasta la cola. Este corte dejaba un charco de sangre entre las dos
partes. En la ceremonia del pacto, los participantes debían caminar en
medio de las partes de los animales, manchando sus vestiduras con la sangre del
sacrificio. Luego de pasar, decían: “¡Que así me sea hecho, si no
cumplo con mi parte del pacto!”. Los pactos eran compromisos muy
serios, eran, un compromiso de vida o muerte, y para siempre. Dios quería
asegurarle a Abraham que su promesa era muy seria, y por eso lo llevó a hacer
este tipo de pacto. El de menor rango debía
pasar primero para cumplir con el pacto pero recordemos que Abraham espera
mucho tiempo y al final Dios es el único que pasa por el... Eso fue lo que Cristo
hizo con su muerte… Su sangre fue derramada y en un acto de humildad sella este
compromiso y al mismo tiempo sustituye nuestro castigo sobre El, quien había aceptado ser encarnado como hombre cualquiera siendo
Dios, para pagar todas nuestras deudas de una vez y por siempre. Era necesaria la muerte de nuestro Señor
Jesucristo para el perdón de los pecados, porque Dios exigía la sangre de la
victima por el pecado, que en el antiguo pacto se realizaba mediante el
sacrificio de animales. Por eso en el nuevo testamento y antes de
morir, Jesús tomando la cena habla del
nuevo pacto y como su sangre lo sellaría. Esto no fue comprendido por todos, y es por
eso que mucho del pueblo de Dios todavía divaga en los lineamientos del pacto
antiguo. Ninguno viene a quitar al otro,
solo a acreditarlo… No son contradictorios, son complementarios.
Dios debe
tener todo nuestro corazón, alma, mente, todo nuestro ser, toda nuestra
sangre. Nuestra vida recibe el pecado y
se esparce como un veneno por todo nuestro ser y por eso debería ser castigado
con la muerte misma. Por eso es
necesario erradicar el pecado y debemos terminar con el antes de que el termine
con nosotros. El amor de Dios es tan
maravilloso que debiendo castigar el pecado nos entrega a su mismo hijo para
que muriera por nosotros; esto es equivalente a entregarse El mismo. Nosotros somos rebaño de Dios que El gano con
su propia sangre. Dios muestra su amor
para con nosotros porque puso fin al pecado, situación imposible para el hombre
por si mismo. Dios nos ama y en gran
manera.