1 Corintios 3
Así que ni el que planta es algo, ni el que riega, sino
Dios, que da el crecimiento.
Y el que planta y el que riega son una misma cosa; aunque
cada uno recibirá su recompensa conforme a su labor. 1 Corintios 3:7-8
En este capitulo Pablo continúa hablando a la iglesia de Corinto, y en los
primeros versículos utiliza una frase que resume muy bien lo que esta
sucediendo a sus miembros. El les dice
que no les habla como a “espirituales” sino como a “carnales”, como a niños en
Cristo. Si el les esta diciendo esto, es
porque el tiempo transcurrido desde la conversión de cada uno de ellos, era el
suficiente para que el les pudiera hablar en otros términos, como adultos
espirituales. Y aquí hace la clasificación del hombre en sus
tres estados de acuerdo a su comportamiento:
-El hombre natural, aquel que no ha tenido un encuentro
con El Señor y vive de acuerdo a sus parámetros: el es el centro de su vida.
-El hombre espiritual, aquel que ha tenido un encuentro
con Cristo y vive de acuerdo a los parámetros de Dios, quien ocupa el centro de
su vida.
-El hombre carnal, aquel que tuvo un encuentro con Jesús,
le recibió como Salvador pero no vive de acuerdo a sus parámetros y se comporta
en algunas ocasiones como si fuera un hombre natural.
Esta clasificación Pablo la referencia para enseñar que
lo primordial en nuestra forma de actuar es el servicio para Cristo. Esta iglesia estaba teniendo muchos
conflictos en cuanto unos se decían seguidores de Apolos y otros de Pablo, quien les recalca la
importancia de saber de quien son seguidores: solo de Cristo. El es el que define los procesos de
crecimiento y desarrollo de las iglesias, no los pastores, lideres, apóstoles…
Es Cristo.
Esto parece lógico de entender desde una perspectiva
cristiana, pero no lo es cuando vemos en
la actualidad los caminos que equivocadamente toma la iglesia y como se comporta ante los desafíos que
plantean los tiempos actuales.
En los versículos siguientes, Pablo menciona que no se
puede poner un fundamento diferente a Cristo para constituir la iglesia, lo
cual podríamos afirmar lo hacen la mayoría de las iglesias que se denominan
cristianas, evangélicas, bautistas… todas coinciden en que el fundamento es
Cristo. Pero las obras que se construyen
encima de esos cimientos, varían de tantas diferentes maneras como materiales
de construcción existen: madera, heno o
paja, cemento, habla incluso de oro y piedras preciosas. Todas estas obras serán pasadas por el fuego,
y de ellas vendrán unas recompensas adicionales a la salvación recibida.
La iglesia la conformamos hombres y mujeres cuyos cuerpos
son Templos del Espíritu Santo; esto es, si nosotros somos templo del Espíritu
Santo, lo primero que debemos ver es que este templo este bien fundamentado
para formar parte de ese gran cuerpo que es la iglesia y así poder edificar
conjuntamente la obra que hemos sido llamados a realizar para el reino de
Dios. La responsabilidad es personal, la
respuesta y servicio es para Dios ayudando a edificar el cuerpo de Cristo que
es la iglesia.
Las diferencias doctrinales entre una iglesia y otra no
puede separarnos de nuestro fin principal que es ganar las almas para el Señor;
si soy de esta iglesia o de otra, el tiempo que se pierde en defender las
motivaciones y los caminos de su congregación puede ser utilizado efectivamente
en compartir las buenas nuevas de Evangelio que es para salvación de muchos que
viven sin Cristo y estarán condenados a una eternidad sin El.
Enfoque, eso es lo que no podemos perder. Cristo es el fundamento de la iglesia,
nosotros formamos parte de su Cuerpo como iglesia, El como cabeza es quien
guía y define nuestro andar como comunidad y nosotros sus servidores
incondicionales, que trabajan duramente en llevar el evangelio a las
naciones.
Edificar con oro es costoso, duro, es una obra pequeña en
dimensión, que requiere de mucho detalle y precisión, pero resistente al fuego que probará cada
obra. Construir con heno o paja es
liviano, fácil, se ven los resultados rápidamente, pero esta obra será
consumida rápidamente por el fuego.
Construir con madera, es resistente, bella, requiere algo de
conocimiento, pero terminara consumida por el fuego de todas formas.
Ahora nosotros, en que estamos construyendo? Estamos pensando en una obra que perdure o
que solo muestre resultados externos rápidamente? Si soy un líder, pastor, apóstol, estoy
interesado en mi redil, en las almas, o en sostener una empresa económica que
me sustenta? Si soy un servidor, lo hago
para que me vean o dar la apariencia de buen siervo?
A Dios no lo podemos engañar. Todos comenzamos con nuestra vida cristiana
de una manera apasionada e inocente, como niños… pero los afanes del mundo nos
llevan sutilmente a servir a Dios con motivaciones equivocadas. Estamos aquí en la tierra para trabajar para
el Señor, por convencimiento, amor, devoción, no para los hombres, así
desempeñemos trabajos seculares. Todo es
para honrar a Dios. Cristo es la razón
de nuestra vida, de nuestra iglesia, de nuestra religión si la quiere llamar de
alguna manera. Si no es así, estamos
actuando como carnales y no como espirituales que es como Dios quiere que nos
comportemos.
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