lunes, 5 de diciembre de 2016

Tenemos la mente de Cristo.



Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Más nosotros tenemos la mente de Cristo.

1 Corintios   2:16


Es maravilloso y a veces intimidante saber que nosotros tenemos una mente poderosa y santa, esto es, apartada para Dios.  

La carta a los corintios fue escrita por Pablo a la iglesia que había nacido en Corinto, una ciudad caracterizada por su paganismo y adoración a muchos dioses.  Pablo, les quiere exhortar en cuanto a las confusiones que se han suscitado por la difusión de ideologías diferentes a las establecidas en su primer viaje misionero. 
Nada es muy distinto el día de hoy.  La iglesia de Dios  invierte gran parte de su  tiempo en discusiones ideológicas de dones, significados, interpretaciones y pierde de vista el objetivo principal de la iglesia y la palabra de Dios que es Jesucristo.  Pablo se centra en la persona de Jesucristo y expresa que su obra en la tierra, muerte y resurrección  es lo que debe acompañar cada mensaje para los nuevos convertidos. 
La Biblia por si misma no produce nada en los cristianos ni en ningún ser humano que no este dispuesto a recibir la revelación del Espíritu Santo; no obstante, el versículo dice que tenemos la mente de Cristo.  Si no le recibimos a El sinceramente, si nuestra oración de fe como la conocemos estuvo vacía y llena de formalismo o religiosidad, no podrá producir nunca los efectos de una verdadera conversión.  Para ello, entender la obra de Cristo en la cruz es fundamental.  Este era el mensaje de Pablo y los primeros apóstoles; siempre repetían lo mismo; se centraba en los acontecimientos y las maravillas que durante la vida de Jesús se llevaron a cabo en la tierra; pero culminaban todos con la maravillosa noticia de la resurrección de Cristo después de una muerte cruel y dura y ese es el verdadero motivo de nuestra fe.  Nadie que no haya conocido de lo que Cristo le libero,  podrá entender el mensaje de la cruz; ningún ser humano que se considere sin pecado, puede acercarse verdaderamente a Dios.  Recibir a Cristo, es recibir su perdón, su misericordia y gracia.  Es reconocer su santidad y nuestra miseria; es mirar nuestra debilidad y aceptar su poderío.  La palabra de Dios dice que el resiste al orgulloso y se necesita humildad para reconocer nuestras limitaciones y pecado.  La mente de Cristo esta llena de sabiduría, de perdón, de amor, de bondad, santidad… de todo lo bueno que  nuestra mente finita pueda imaginar.  La palabra de Dios dice que tenemos su mente, entonces la pregunta es… porque no la ponemos a funcionar correctamente si somos nosotros quienes tenemos dominio de ella?

No hay comentarios.:

Publicar un comentario