Jesús murió por nosotros y El fue garantía del pacto entre Dios y El,
porque ninguno de los anteriores pactos se habría realizado con derramamiento
de sangre. Lo que El hizo lo realizo sustituyendo nuestro castigo sobre El; quien había aceptado ser encarnado como hombre cualquiera siendo
Dios, para pagar todas nuestras deudas de una vez y por siempre. La necesidad de la muerte de nuestro Señor
Jesucristo para el perdón de los pecados, porque Dios exigía la sangre de la
vida, de la victima por el pecado. Dios
debe tener todo nuestro corazón, alma, mente, todo nuestro ser, toda nuestra
sangre. Nuestra vida recibe el pecado y
se esparce como un veneno por todo nuestro ser y por eso debería ser castigado
con la muerte misma. Por eso debemos
sacudirnos del pecado y debemos terminar con el antes de que el termine con
nosotros. El amor de Dios es tan
maravilloso que debiendo castigar el pecado nos da a su mismo hijo para que
muriera por nosotros; esto es lo mismo que se hubiera entregado El. Nosotros somos rebaño de Dios que El gano con
su propia sangre. Dios muestra su amor
para con nosotros porque puso fin al pecado.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario