jueves, 17 de septiembre de 2015

La verdad que libera

Juan 8, La verdad que libera 8:31 Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; 8:32 y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres. 8:33 Le respondieron: Linaje de Abraham somos, y jamás hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: Seréis libres? 8:34 Jesús les respondió: De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado. 8:35 Y el esclavo no queda en la casa para siempre; el hijo sí queda para siempre. 8:36 Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres. 8:37 Sé que sois descendientes de Abraham; pero procuráis matarme, porque mi palabra no halla cabida en vosotros. En este capitulo 8 se desarrolla una conversación muy fuerte entre Jesús y los judíos que cada vez argumentan mas motivos para matarle. Jesús se dice hijo de Dios y los Judíos defienden a su padre Abraham; Jesús les dice que son esclavos del pecado y ellos dicen que siempre han sido libres; los judíos dicen que su Padre también es Dios, pero quieren matar a Jesús. Entonces miremos el trasfondo de este grupo religioso, porque se tomaban en serio la ley, pero tenían un corazón homicida y juzgador cuando de encontrar faltas en otros se trataba. Momentos antes se había producido el pasaje de la mujer adultera, a quien querían apedrear y donde para tentar a Jesús le preguntan que debe hacer si la ley decía que había que matar a la mujer. El les dice cumpliendo la ley, que comience el que este libre de pecado. Y aquí están reclamándole a Jesús porque se atrevió a decir que El era el Yo soy, desde antes que todo fuera; fue acusado de blasfemia por decir la verdad, y con razón Jesús les dice que el Padre de ellos es el diablo quien es padre de toda mentira. Jesús siempre hablo con la verdad y dijo que esta era la única que traería verdadera libertad a sus vidas; Yo soy el camino, y la VERDAD… por eso, ellos siempre fueron esclavos y muchos aun viven en esclavitud, por no estar dispuestos a escuchar a aquel que hablo dando testimonio de su Padre y en quien nunca fue encontrado ninguna falta ni mentira. Nosotros somos muy bendecidos por haber recibido su santo espíritu para conocerle y tener comunión con Dios. Podemos acercarnos cada vez mas a esa verdad por medio de su palabra, que ha sido dada a nosotros para que con nuestra madurez espiritual alcancemos la estatura de Cristo/

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